Por: Orlando Deavila Pertuz
Hace 50 años se registró un episodio representativo de las crisis sociales de Cartagena en aquel entonces, pero que ha sido olvidado por el paso de los años: la Marcha de los Machetes.
Cartagena, Febrero de 1963: Manifestantes marchaban sobre las calles del Centro Historico. Eran ellos habitantes pobres que provenían de un barrio de invasión cercano que había sido barrido por la policía días antes. Marchaban armados con machetes: "como lo han usado los campesinos azuzados por el comunismo en la Cuba de Castro", tal como lo registraba un diario local. El 13 de febrero aquel mismo diario comentaba algunos incidentes registrados entre la policía y ciudadanos que habían ocupado ilegalmente una porción de tierra en las inmediaciones del aeropuerto de Crespo. Tiempo atrás,el Instituto de Crédito Territorial le había otorgado el terreno a la ciudad para la ampliación del aeropuerto. De acuerdo a la nota, en cuanto algunos de los habitantes del barrio Santa María se enteraron de lo acontecido, procedieron rápidamente a reclamar el terreno para si. Desalojados por la policía días después, y sin pronunciamientos claros por parte de las autoridades, decidieron marchar sobre las calles de la ciudad.
Cartagena no había experimentado situaciones similares en años recientes. Sin embargo, esta manifestación inusual era el resultado de un problema que se venia incubando por años. A inicios de los 60, numerosas tomas de tierra tuvieron lugar en la ciudad. Cierto era que los barrios de invasión ya eran parte de la geografía urbana de Cartagena desde inicios mismos de siglo, pero para este momento estaban creciendo desmesuradamente. Entre 1951 y 1964, la población cartagenera pasó de 128.877 a 242.067 habitantes. La ciudad en efecto había crecido proporcionalmente a la población, pero sin ofrecer alternativas de vivienda real para los nuevos habitantes. En 1962, el déficit de vivienda era de 5471 unidades, y al menos 21.890 familias vivían en condiciones inadecuadas. Sin mayores alternativas, las personas sin hogar resolvían ocupar terrenos públicos y privados para allí auto construir sus viviendas.
Después del desalojo, pero antes de la marcha, Antonio Lequerica Martinez, el alcalde mayor de la ciudad, se había mostrado presto a resolver el problema y evitar nuevos incidentes. Prometió una solución pronta. El 16 de Febrero, en una intervención en el Casino Turístico, le pidió celeridad al Consejo de la ciudad para resolver el problema del déficit de viviendas. Sin embargo, inmediatamente después de la marcha Lequerica cambió su actitud. Ordenó una investigación sobre ella y las tomas de tierra, y encargó a un juez criminal para que la dirigiera. Probablemente, al igual que la prensa local, creía que los hechos hacían parte de una conspiración comunista para alterar el orden en la ciudad. Aunque las primeras investigaciones revelaron la existencia de una organización clandestina llamada Sociedad Pro-vivienda de Bolívar, hasta ese momento no se demostró ningún vinculo con el Partido Comunista ni con nada similar.
Es bastante probable que la marcha no haya conseguido su propósito, y que el terreno finalmente hubiese servido a su propósito original. Sin embargo, los años venideros seguirían siendo testigos de numerosas tomas de tierra y movilizaciones. A través de ellas, cartageneros relegados por políticas de vivienda limitadas, lograron encontrar su lugar en la ciudad.
Fuentes: Diario de la Costa